Hay veces que no encuentras un motivo para escribir. Nada te inspira ni nada te lleva a hacer una gran reflexión sobre algo.
Sin embargo,en ese momento, lo sientes, es el momento de detenerte. Y así haces. Te obligas a ti mismo a realizar un "stop" en tu cuerpo, en tu mente, en tus planes... Una parada obligatoria después de una carrera en la que no ha habido más opción que seguir dando zancadas para llegar a la meta. Pero esta carrera tiene algo particular, no importa llegar la primera ni la última, el único objetivo que tienes es llegar.
En ese "stop" pones todo en una balanza. Ves lo que tenías y lo que tienes.
Te das cuenta que "agua pasada no mueve molinos". Que no merece la pena seguir preguntándote "qué hubiera pasado si...."
Tras ese momento que puede durar una eternidad,si no cuentas con alguien que te ponga límites, llega el momento de analizar tu presente.
¿Qué tienes ahora? tras perder algo, podemos dejarnos caer a la más profunda nada...sin embargo, yo cuento con un "as en la manga". Créeme si te digo que soy afortunada.
Tengo algo muy grande. Tan grande que faltándome todo en el mundo, excepto eso, sentiría que no me falta absolutamente nada.
Se puede decir que coloquialmente recibe el nombre de "amigas". Opino que me parece un término pobre y que no abarca ni la mitad de lo que significa para mi.
Yo diría: Hermanas, más que hermanas de sangre.
Me rio si me dices que cada persona tiene a su mitad.
Te creo si me dices que esa mitad puede divirse en tantos pedazos como las personas a las que me refiero.
Acepto que me digas que cada persona es "única", pero al mismo tiempo discrepo, porque con tanta desigualdad somos capaces de ser una unidad.
Ahora escuchame esto: son mi "yo" y me conocen más de lo que me conozco a mi misma. Y si hay que sufrir, sufren conmigo, y si no tengo fuerza,son las primeras en poner sus brazos para que caiga sobre ellas. Si el golpe es duro, ellas también caerán para amortiguar mi caída.
Es la extraña sensación de poder abandorate sobre otras personas, el sentir que son una parte más de ti misma. La sensación de con solo veinte años haber vivido tantas cosas y sentir emoción por lo que me queda por vivir con ellas, siempre, con ellas.
Algo desinteresado que va cuajando, a pesar de roces. La inminente necesidad de solucionar las cosas cuando se tuercen, de forma automática. Algo que se convierte en una extensión de tu cuerpo. Más imprescindible que una mano o que el órgano que rige cada una de las partes de nuestro cuerpo, el corazón
Son, sin lugar a duda, lo más grande que tengo y lo que, pareciendo un poco contradictorio, menos y a la vez más esfuerzo supone cuidar. Un tipo de esfuerzo que no tiene nota, que no observas el resultado al instante, si no que te das cuenta en esos "stops" que pocas veces realizamos.
Y te percatas de ello cuando escuchas frases como: "de esta salimos".
Cuando ves como se han tirado al suelo, porque tu te has caído.
Cuando pides y pides y aún así sigues recibiendo.
Cuando lloran y te das cuenta que tu también estás llorando.
Cuando verse todos los días es algo necesario, y si no lo haces, ese día ya no es igual.
Hay gente que desconecta del mundo real, escuchando música, haciendo deporte o fumándose un porro...yo tengo el lujo de que cuando desconecto es cuando estoy con ellas. Una desconexión conjunta.
Por eso, quitame cosas en la vida. Quitame una pareja, quitame el dinero, quitame todo lo material que quieras quitarme. Mientras me queden ellas, yo seguiré viviendo.
En esta carrera de la vida, en mi carrera, se que irán a mi lado siempre apoyándome y además, tengo la certeza de que estarán ahí para recibirme en la meta.
Creedme,si os tengo por muy mal que vaya todo, seguiré al pie del cañón.