Son muchas las veces en las que nos sentimos superados. Superados por el estado anímico, por la cantidad de quehaceres en un día, por los momentos en los que nos faltan horas.
Son muchas las veces que nos sentimos una máquina más de un mundo capitalista. Un mundo que sigue a pesar de verte asfixiándote con tus propias manos. Mundo cruel para muchos y para otros inhumano.
Resulta curioso, sin embargo, sentir como el derrumbamiento de la parte más profunda de ti dura tan solo unos minutos. De repente y sin poder explicartelo bien tu fuerza aumenta, como la espuma de la cerveza recién servida, llegando a un límite que ni tu mismo conocías.
Un día de sol tras sentir el frío y las mañanas nubladas, el abrazo sincero y acogedor de la persona que quieres, un recuerdo feliz o una simple canción consiguen llevarte a lo más alto y obligarte de forma involuntaria a dar lo mejor de ti mismo.
Lo llamamos "motivación". Motivación para sacar todo lo que tenemos dentro y que a veces se esconde.
"Venir problemas, que me haré más fuerte".
Los años no nos hacen más expertos, ni los aprobados más listos. El aprendizaje está en la adversidad y el sobresaliente en el caer y en el saber siempre, siempre y siempre que no importa, que es una más, porque al fin y al cabo, te conoces mejor que nadie y sabes con certeza que no tardarás en levantarte.
Nacer. Hacer. Renacer. Perdonar. Respirar la vida. Renacer de nuevo.
A PASOS FLOJOS
jueves, 2 de febrero de 2012
martes, 10 de enero de 2012
A Corazón Abierto
"Disfruta de la fuerza y belleza de tu juventud.
No me hagas caso. Nunca entenderás la fuerza y belleza de tu juventud hasta que no se haya marchitado.
Pero créeme, dentro de veinte años, cuando en fotos te veas a ti misma comprenderás, de una forma que no puedes comprender ahora, cuántas posibilidades tenías ante ti y lo guapa que eras en realidad.
No te preocupes por el futuro. O preocúpate sabiendo que preocuparse es tan efectivo como tratar de resolver una ecuación de álgebra masticando chicle.
Lo que sí es cierto es que los problemas que realmente tienen importancia en la vida son aquellos que nunca pasaron por tu mente, de ésos que te sorprenden a las 4 de la tarde de un martes cualquiera.
Todos los días haz algo a lo que temas. Canta.
No juegues con los sentimientos de los demás. No toleres que la gente juegue con los tuyos.
Relájate. No pierdas el tiempo sintiendo celos. A veces se gana y a veces se pierde.
La competencia es larga y, al final, sólo compites contra ti mismo.
Recuerda los elogios que recibas. Olvida los insultos (pero si consigues hacerlo, dime cómo hacerlo).
Guarda tus cartas de amor. Tira las cartas del banco. Estírate. No te sientas culpable si no sabes muy bien qué quieres de la vida.
Las personas más interesantes que he conocido no sabían qué hacer con su vida cuando tenían 22 años. Es más, algunas de las personas que conozco tampoco lo sabían a los 40.
Quizá te cases, quizá no. Quizá tengas hijos, quizá no. Quizá te divorcies a los 40, quizá no.
Quizá bailes el vals en tu 75 aniversario de bodas. Hagas lo que hagas no te enorgullezcas ni te critiques demasiado. Optarás por una cosa u otra, como todos los demás.
Disfruta de tu cuerpo. Aprovéchalo de todas las formas que puedas.
No tengas miedo ni te preocupes por lo que piensen los demás porque es el mejor instrumento que jamás tendrás.
Baila, aunque tengas que hacerlo en el salón de tu casa.
Lee las instrucciones aunque no las sigas. No leas revistas de belleza pues para lo único que sirven es para hacerte sentir fea.
Aprende a entender a tus padres. Será tarde cuando ellos ya no estén.
Entiende que los amigos vienen y se van pero hay un puñado de ellos que debes conservar con mucho cariño.
Esfuérzate por no desvincularte de algunos lugares y costumbres porque, cuando pase el tiempo, más los necesitarás.
Vive en una ciudad alguna vez pero múdate antes de que te endurezcas.
Viaja. Acepta algunas verdades ineludibles: los precios siempre subirán, los políticos siempre mentirán y tú también envejecerás.
Sé cauto con los consejos que recibes y ten paciencia con quienes te los dan. Los consejos son una forma de nostalgia.
Dar consejos es una forma de sacar el pasado del cubo de la basura, limpiarlo, ocultar las partes feas y reciclarlo dándole más valor del que tiene."
Mary Theresa Schmich "Wear Sunscreen"
Si sigues llamando a la puerta del diablo, al final alguien te acabará abriendo
"Que sí . Que mi vida es cómoda, es agradable, es una vida bien. Que soy el prototipo del hijo burgués. Juego al polo. Conozco mundo . Mi penthouse en New York tiene sábanas de lino egipcio y mi buhardilla en París vistas a los Champs Elyseés. Mis traveler de Louis Vuitton están llenas de Harmont&Blaine.
¿Que si me gusta la música clásica? Bueno . Reconozco cualquier obra de Schubert al primer acorde. Pero debajo de la cama guardo mis vinilos de Sex Pistols. Los originales, los que no eliminan el ruido de la niebla, el paso del tiempo. Las gafas de sol siempre oscuras y las emociones siempre fuertes. Las mujeres elegantes no tanto. Los hombres magnéticos, las facciones marcadas, el enigma a flor de piel y en el fondo del alma. El look inquietante, excitante. Las gafas de Dylan, la barba de Angus Stone, los tatuajes de Rick Genest. La piel que habito y que aveces no me pertenece, pero que siempre es mía.
El rebelde que soy, que me sé. El reafirmarme. El salir de la coraza. El tirar mi máscara al fondo del mar. El gritar a los cuatro vientos lo que han sido mis secretos.
Aparecer. Renacer. Ahora me toca a mí."
¿Que si me gusta la música clásica? Bueno . Reconozco cualquier obra de Schubert al primer acorde. Pero debajo de la cama guardo mis vinilos de Sex Pistols. Los originales, los que no eliminan el ruido de la niebla, el paso del tiempo. Las gafas de sol siempre oscuras y las emociones siempre fuertes. Las mujeres elegantes no tanto. Los hombres magnéticos, las facciones marcadas, el enigma a flor de piel y en el fondo del alma. El look inquietante, excitante. Las gafas de Dylan, la barba de Angus Stone, los tatuajes de Rick Genest. La piel que habito y que aveces no me pertenece, pero que siempre es mía.
El rebelde que soy, que me sé. El reafirmarme. El salir de la coraza. El tirar mi máscara al fondo del mar. El gritar a los cuatro vientos lo que han sido mis secretos.
Aparecer. Renacer. Ahora me toca a mí."
lunes, 5 de diciembre de 2011
Dime con quién andas y te diré quién eres.
Hay veces que no encuentras un motivo para escribir. Nada te inspira ni nada te lleva a hacer una gran reflexión sobre algo.
Sin embargo,en ese momento, lo sientes, es el momento de detenerte. Y así haces. Te obligas a ti mismo a realizar un "stop" en tu cuerpo, en tu mente, en tus planes... Una parada obligatoria después de una carrera en la que no ha habido más opción que seguir dando zancadas para llegar a la meta. Pero esta carrera tiene algo particular, no importa llegar la primera ni la última, el único objetivo que tienes es llegar.
En ese "stop" pones todo en una balanza. Ves lo que tenías y lo que tienes.
Te das cuenta que "agua pasada no mueve molinos". Que no merece la pena seguir preguntándote "qué hubiera pasado si...."
Tras ese momento que puede durar una eternidad,si no cuentas con alguien que te ponga límites, llega el momento de analizar tu presente.
¿Qué tienes ahora? tras perder algo, podemos dejarnos caer a la más profunda nada...sin embargo, yo cuento con un "as en la manga". Créeme si te digo que soy afortunada.
Tengo algo muy grande. Tan grande que faltándome todo en el mundo, excepto eso, sentiría que no me falta absolutamente nada.
Se puede decir que coloquialmente recibe el nombre de "amigas". Opino que me parece un término pobre y que no abarca ni la mitad de lo que significa para mi.
Yo diría: Hermanas, más que hermanas de sangre.
Me rio si me dices que cada persona tiene a su mitad.
Te creo si me dices que esa mitad puede divirse en tantos pedazos como las personas a las que me refiero.
Acepto que me digas que cada persona es "única", pero al mismo tiempo discrepo, porque con tanta desigualdad somos capaces de ser una unidad.
Ahora escuchame esto: son mi "yo" y me conocen más de lo que me conozco a mi misma. Y si hay que sufrir, sufren conmigo, y si no tengo fuerza,son las primeras en poner sus brazos para que caiga sobre ellas. Si el golpe es duro, ellas también caerán para amortiguar mi caída.
Es la extraña sensación de poder abandorate sobre otras personas, el sentir que son una parte más de ti misma. La sensación de con solo veinte años haber vivido tantas cosas y sentir emoción por lo que me queda por vivir con ellas, siempre, con ellas.
Algo desinteresado que va cuajando, a pesar de roces. La inminente necesidad de solucionar las cosas cuando se tuercen, de forma automática. Algo que se convierte en una extensión de tu cuerpo. Más imprescindible que una mano o que el órgano que rige cada una de las partes de nuestro cuerpo, el corazón
Son, sin lugar a duda, lo más grande que tengo y lo que, pareciendo un poco contradictorio, menos y a la vez más esfuerzo supone cuidar. Un tipo de esfuerzo que no tiene nota, que no observas el resultado al instante, si no que te das cuenta en esos "stops" que pocas veces realizamos.
Y te percatas de ello cuando escuchas frases como: "de esta salimos".
Cuando ves como se han tirado al suelo, porque tu te has caído.
Cuando pides y pides y aún así sigues recibiendo.
Cuando lloran y te das cuenta que tu también estás llorando.
Cuando verse todos los días es algo necesario, y si no lo haces, ese día ya no es igual.
Hay gente que desconecta del mundo real, escuchando música, haciendo deporte o fumándose un porro...yo tengo el lujo de que cuando desconecto es cuando estoy con ellas. Una desconexión conjunta.
Por eso, quitame cosas en la vida. Quitame una pareja, quitame el dinero, quitame todo lo material que quieras quitarme. Mientras me queden ellas, yo seguiré viviendo.
En esta carrera de la vida, en mi carrera, se que irán a mi lado siempre apoyándome y además, tengo la certeza de que estarán ahí para recibirme en la meta.
Creedme,si os tengo por muy mal que vaya todo, seguiré al pie del cañón.
Sin embargo,en ese momento, lo sientes, es el momento de detenerte. Y así haces. Te obligas a ti mismo a realizar un "stop" en tu cuerpo, en tu mente, en tus planes... Una parada obligatoria después de una carrera en la que no ha habido más opción que seguir dando zancadas para llegar a la meta. Pero esta carrera tiene algo particular, no importa llegar la primera ni la última, el único objetivo que tienes es llegar.
En ese "stop" pones todo en una balanza. Ves lo que tenías y lo que tienes.
Te das cuenta que "agua pasada no mueve molinos". Que no merece la pena seguir preguntándote "qué hubiera pasado si...."
Tras ese momento que puede durar una eternidad,si no cuentas con alguien que te ponga límites, llega el momento de analizar tu presente.
¿Qué tienes ahora? tras perder algo, podemos dejarnos caer a la más profunda nada...sin embargo, yo cuento con un "as en la manga". Créeme si te digo que soy afortunada.
Tengo algo muy grande. Tan grande que faltándome todo en el mundo, excepto eso, sentiría que no me falta absolutamente nada.
Se puede decir que coloquialmente recibe el nombre de "amigas". Opino que me parece un término pobre y que no abarca ni la mitad de lo que significa para mi.
Yo diría: Hermanas, más que hermanas de sangre.
Me rio si me dices que cada persona tiene a su mitad.
Te creo si me dices que esa mitad puede divirse en tantos pedazos como las personas a las que me refiero.
Acepto que me digas que cada persona es "única", pero al mismo tiempo discrepo, porque con tanta desigualdad somos capaces de ser una unidad.
Ahora escuchame esto: son mi "yo" y me conocen más de lo que me conozco a mi misma. Y si hay que sufrir, sufren conmigo, y si no tengo fuerza,son las primeras en poner sus brazos para que caiga sobre ellas. Si el golpe es duro, ellas también caerán para amortiguar mi caída.
Es la extraña sensación de poder abandorate sobre otras personas, el sentir que son una parte más de ti misma. La sensación de con solo veinte años haber vivido tantas cosas y sentir emoción por lo que me queda por vivir con ellas, siempre, con ellas.
Algo desinteresado que va cuajando, a pesar de roces. La inminente necesidad de solucionar las cosas cuando se tuercen, de forma automática. Algo que se convierte en una extensión de tu cuerpo. Más imprescindible que una mano o que el órgano que rige cada una de las partes de nuestro cuerpo, el corazón
Son, sin lugar a duda, lo más grande que tengo y lo que, pareciendo un poco contradictorio, menos y a la vez más esfuerzo supone cuidar. Un tipo de esfuerzo que no tiene nota, que no observas el resultado al instante, si no que te das cuenta en esos "stops" que pocas veces realizamos.
Y te percatas de ello cuando escuchas frases como: "de esta salimos".
Cuando ves como se han tirado al suelo, porque tu te has caído.
Cuando pides y pides y aún así sigues recibiendo.
Cuando lloran y te das cuenta que tu también estás llorando.
Cuando verse todos los días es algo necesario, y si no lo haces, ese día ya no es igual.
Hay gente que desconecta del mundo real, escuchando música, haciendo deporte o fumándose un porro...yo tengo el lujo de que cuando desconecto es cuando estoy con ellas. Una desconexión conjunta.
Por eso, quitame cosas en la vida. Quitame una pareja, quitame el dinero, quitame todo lo material que quieras quitarme. Mientras me queden ellas, yo seguiré viviendo.
En esta carrera de la vida, en mi carrera, se que irán a mi lado siempre apoyándome y además, tengo la certeza de que estarán ahí para recibirme en la meta.
Creedme,si os tengo por muy mal que vaya todo, seguiré al pie del cañón.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
No se si la vida está escrita o es cuestión de suerte
Libertad.
Gran palabra. Quizá demasiado utilizada hasta el punto de perder su verdadero sentido.
Hablamos de libertad, como derecho, como algo que viene de serie por el hecho de ser humanos.
Pero realmente, ¿qué es la libertad?.
Analizando lo que debería significar llego a una conclusión: algo que supuestamente tenemos pero que no tenemos.
No es que tenga una visión negativa de la vida ni nada por el estilo. ¿Podemos volar si nos apetece? saltaremos de un quinto piso y terminaremos como poco , con las dos piernas rotas. ¿Podemos gritar, como equivalente a ladrar, en medio de la calle si nos apetece? Probablemente si, pero pronto nos vendrán a llamar la atención. ¿ Podemos correr sin parar, sin importarnos lo que vamos dejando atrás, desfogándonos y olvidándonos de todo? Alguien nos detendrá o algo que supone mucho para uno mismo terminará por hacer que demos media vuelta.
Por eso, en mi opinión, un animal tiene mucha más libertad que el hombre. El hombre la posee en la teoría, pero no en la práctica. En el día a día estamos sujeto a tantas condiciones que nos terminan convirtiendo en clones unos de otros: ve a clase o a trabajar, no te vayas hasta que tu jornada finalice y si lo haces, atente a las consecuencias. Viste de una manera o te mirarán, actúa de la forma adecuada o serás "raro".
Te enseñan a responder a un patrón. Te hacen forjar tu personalidad, diciéndote que lo más característico y grande que tenemos es la "libertad". Te convierten en el número 30000 de la colección "91" y lo encubren con la palabra "generación".
No hablar de libertad si lo primero que me dan son normas.
Me gustaría encontrarme con alguien que me enseñase de verdad lo que es la vida. Alguien que me dijera que la mejor forma de conocer las reglas es saltándotelas. Que debes saltártelas por lo menos una vez en tu vida. Que la familia no es solamente lo primero, es el centro y también es lo último. Que los amigos no son amigos, son hermanos. Que si odias, hay que hacerlo con fuerza y si quieres también. Que no existe punto intermedio. Que el amor de verdad, duele pero que también es la única cura. Que la suerte viene y hay que saber como torearla. Que permanezca con los ojos bien abiertos porque también me puede tocar a "mi". Que donde realmente aprendes es fuera. Que lo que se queda en tu memoria, no es el texto de la página 145 del libro de literatura, es aquel golpe en el que perdiste algo que te importaba, en el que dijiste "he aprendido".
Alguien que me avisara de lo mucho que dolería un " cuídate " de alguien que creías que era tu alma gemela.
Alguien que me recordase todos los días que este juego de la vida un día se acaba y cuando se acaba, se acabó.
Por lo tanto "libertad" donde quiera que te escondas, búscame, que yo te estaré aquí esperando.
lunes, 14 de noviembre de 2011
Si la vida nos da limones, hacemos limonada.
" Empezamos la vida con pocas obligaciones. Juramos lealtad a la bandera. Juramos devolver los libros de la biblioteca. Pero a medida que crecemos, hacemos votos, hacemos promesas, nos abordan los compromisos: no hacer daño, decir nada más que la verdad, amarse y respetarse hasta que la muerte nos separe. Así que dejamos el grifo abierto hasta que se lo debemos todo a todos, y de pronto pensamos: ¡Qué demonios! "
La sabiduría de la tortuga: sin pausa pero sin prisa
Nos pasamos la vida intentando huir de la palabra " rutina " y de lo que esta conlleva. Si una pareja termina, pronto oiremos que les atrapó la rutina, que no supieron superarla o quizá que por ella dejaron de sorprenderse.
Si alguien entra en depresión, también achacaremos culpas a esa maldita palabra que tanto nos asusta.
Tendemos a justificar lo malo de la vida con términos que de algún modo u otro nos permiten desvincularnos del problema y nos dejan verlo como algo externo o inevitable.
Sin embargo, me atrevo a decir que la rutina es extraordinaria. Resulta algo contradictorio utilizar las palabras " rutina" y "extraordinario" en la misma frase. Pero si lo pensamos bien....... la rutina es lo que realmente conocemos y donde mejor nos desenvolvemos. Además podemos sorprenderla con esos días en los que por mucho que el viento esté en tu contra, sigues empeñado en que todo es perfecto. Nada pega un gran cambio y poco a poco tus nuevos planes van adaptándose a tu ritmo. Todo fluye contigo, tú fluyes con todo...
Tienes la sensación de que la mayoría de los asuntos están bajo control.
¿Quién no ha deseado nunca volver a la rutina cuando una situación de caos le atrapa, cuando necesitas la tranquilidad que has aprendido a lograr en tu día a día ajetreado?
Cuando has logrado instaurar esos 2 minutos en tu vida en los que cierras los ojos, contienes la respiración, expulsas aire, te relajas. Y ya puedes seguir con tus quehaceres. Esos 2minutos que te dan el equilibrio..
La rutina es lo mismo que el café por la mañana. Algo necesario
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